08 May Las Depresiones Postparto (DPP)
¿Cuántas mujeres que hayan sufrido o sufran depresiones postparto conoces? Estoy segura de que hay más de las que crees cerca de ti.
Las depresiones potsparto en demasiadas ocasiones no se notan por fuera. La depresión sonriente la llaman.
La depresión es la enfermedad materna más frecuente en el postparto, se estima que afecta a un 10-15% de las madres. Suele desarrollarse en los primeros cuatro meses del bebé, pudiendo darse durante todo el primer año de vida de éste. Es importante conocer que la mayoría de mujeres con depresiones postparto han sufrido depresiones previas, de hecho, las depresiones durante el embarazo sin detección ni acompañamiento son muchas y no salen a la luz hasta el puerperio.
Aquí en occidente las expectativas extra azucaradas de la maternidad se alejan de la posibilidad de otras vivencias, y desde esa ceguera puede esconderse mucho sufrimiento.
Puedes estar cerca de una mujer que ha parido hace pocos meses, bien vestida, con ropa limpia, que cambia el pañal a su bebé cada cierto tiempo, que sonríe, que le da de comer, que sabe de pañales y portabebés y que cuando le preguntas qué tal dice muy bien. A la vez, a pesar de la sonrisa, su mirada esta triste, suspira, no cuenta nada más que lo justo, no llama, no pide, no tiene ganas de salir, ni de coger a su bebé, le cuesta horrores ir al pediatra o está allí a menudo, tiene problemas con la lactancia o la alimentación de su bebé, no tiene ganas de casi nada, llora a menudo, está agotada, abatida, no le encuentra sentido a esta nueva vivencia, no disfruta… suelen decir que duermen muy poco, y aunque esto aparezca en la mayoría de madres, en ella hay mayor irritación y hipersensibilidad, y suele ser una puerta de entrada para la detección y por tanto para el apoyo.
Detrás de esa mujer hay una gran desesperación, culpa, sensación de incapacidad y valía para cuidar a su bebé, emociones contradictorias con respecto a éste y a su nuevo rol, ansiedad, aislamiento, miedo a hacer daño a su hijo y/o a ella misma, ideas suicidas, pensamientos obsesivos y conductas compulsivas en el cuidado del bebé, aislamiento, traumas, abusos, violencia obstetricia, etc. Pero todo muy silenciado.
A veces cuando hablan las tachan de hormonadas, quejicas y lloronas. Entonces el silencio se hace más grande, la sensación de vacío crece y con ello el aislamiento, veneno para cualquier depresión.
Decir “anda, que tienes depresión postparto” para quitar importancia a alguna actitud, emoción o vivencia, es clavar un puñal a quien la sufra y a quien no.
A veces las mujeres con depresión postparto se suicidan. Es jodido leerlo, y más jodido es vivirlo, tenerlo cerca y ser profesional del ámbito y que no se haya podido atender, pero sólo nombrándolo y tomando medidas de cuidado previas, podemos atajarlo.
Las depresiones postparto no tienen todas las mismas raíces, ni cursan del mismo modo, lo que suele ser común en ellas es la suma de diferentes factores fisiológicos, genéticos, sistémicos, sociales, biográficos y culturales, que promueven su aparición, y en cada caso la ecuación es única. En diferencia con las psicosis puerperales o el maternity blues, las depresiones postparto cuentan con una alta influencia del ambiente (social-cultural, relacional, sistémica y biográfica), lo que quiere decir que así como el ambiente puede ser factor de riesgo, también puede ser protector.
¿Cómo se pueden proteger las depresiones postparto?
Con: una buena red relacional de apoyo, conexión con el cuerpo, grupos de mujeres, canto, movimiento y/o actividad física, contacto con la naturaleza, toma de decisiones propias, acompañamiento respetuoso durante gestación y parto, relación de pareja saludable y corresponsable, relaciones familiares y amistades nutritivas, estabilidad económica, detección pronta de desestabilización emocional, ya en el embrazado o incluso antes, conocimiento previo de su propia historial primal y perinatal de su madre, consciencia emocional, conciencia y salud alimenticia, conocimiento de su propio mundo interno, de sus luces y sus sombras, sus fortalezas y vulnerabilidades, acompañamiento profesional respetuoso, y remarco, mucho apoyo en todos los vértices posibles.
Los grupos de acompañamiento durante el embarazo donde no solamente se hace un trabajo fisiológico, suelen ser promotores de buena salud. Hace años que pido que las psicólogas perinatales formemos parte de las preparaciones al parto que ofrece la seguridad social, y me he encontrado con puertas cerradas.
Cuando la rabia me invade por alguna noticia de suicidio de una madre, me pregunto, ¿de dónde viene esta muerte, de la depresión o de la falta de cuidado, de mirada, de sostén, de acompañamiento profesional y social?
Cuando alguna mujer, pasado el tiempo, me cuenta que sufrió depresión postparto en silencio y aislada, me pregunto ¿dónde estaba la red profesional de cuidado y salud?
Urge cuidar, proteger y acompañar desde el respeto y la fisiología la salud materna y perinatal.
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